Ese día nos miramos. Ese día en el que prefería dar al espalda por nervios, por miedo... por verguenza.
Ese día lo recordare siempre. Ese día nos miramos.
Ese día en el que mi voz no era voz, y mi humor tampoco nos jugaba una buena pasada. Ese día despues de muchos, nos vimos... ese día lo revivo cada vez que, ahora, te miro.
Ese día queda grabado en mi memoria. Ese día que te vi la cara por primera vez.
Recuerdo un anuncio de coches... creo que de la marca Mercedes-Benz... que realmente me gusta. El chico 'protagonista' del anuncio, dice que ojala fuera todo la primera vez que lo haces. Ojala pudiera verla otra vez como la primera vez, todos los dias. Aprender cosas nuevas, que luego olvidarias, para volver a aprenderlas.
Yo, echo de menos la sensacion de los primeros días... los nervios por verte. Las ganas. Esas ganas que tenía, y tengo siempre. Ojala pudiera volver al primer día y aprobecharlo mejor. Ojala pudiera sentir esas sensación otra vez.
Eso si. Me muero de ganas por ver que hay mañana, la semana que viene, el mes que viene... el año... Me muero de ganas por seguir compartiendo parte de mi vida contigo. Muero de ganas por conseguir escaparme alejados del mundo los dos solos. Muero por verte sonreir con mis gestos de tonta... mis caidas a camara lenta.
Muero por tener una vida contigo. Muero por poder recordar aquel día que nos miramos, sin lagrimas en los ojos.
Cada mañana, al despertar, lo primero que pienso es: Habra dormido bien... Cada mañana me entra miedo por si esto nunca llego a pasar, o por si es el día en el que se acaba todo.
Cada día que pasa me enamoro mas de ti... y mira que es dificil.
Cada día que pasa, tengo mas claro que quiero estar a tu lado todo el tiempo posible.
Otro texto para ti. Me inspiras.
Por ese día que nos miramos. Gracias.
7 de Marzo del 2009 (lo se, hoy es 28 de Agosto, pero es lo que escribí sobre ese día )

Ahora, ojala pudiese quitar de mi cabeza cualquier recuerdo, pero no puedo. Cada vez que cierro los ojos, e incluso sin cerrarlos, lo veo encima mía. Lo siento de nuevo, besándome, recorriendo con sus manos mi estomago, haciéndome sentir querida. Recuerdo que no tenía frío. Era una tarde primaveral, de fallas. Con mi vestido de la boda, que tanto me gusta. Aguante sin chaqueta hasta que bajo el sol, ya que los temblores eran incontenibles, aunque no sabía si temblaba por frío o por tenerlo a el al lado, tan cerca de mi.
Antes de eso, antes de ponerme la chaqueta, el se me puso encima mía, medio cuerpo fuera, medio cuerpo apoyado en mi, y empezó a besar mi cuello. Me cogía con fuerza los hombros, cada vez mordía con más fuerza, con más ganas…
- Ahora dime… ¿Cómo le explico esto yo a mi abuela?
- No sé, lo siento.
- No sientas nada.
Sonrió.
- Se ve bastante.
Sonreí.
- Me lo suponía. No pasa nada.

Me incorpore un poco para ponerme la chaqueta. Y me quede boca abajo sobre el césped un poco frío por la humedad. El seguía boca arriba. Miraba el cielo…
- Luna llena.- Dijo intrigado…
- No, creciente.- Respondí, sabiendo sobre el tema.
- ¿Cómo se sabe eso?
- Tiene forma de ‘D’
- Vaya, que lista.
- Lo sé.- lo mire, y me sonreí. Que guapo es.

Risas, y más risas. Apoye mi cabeza sobre mi bolso nuevo, precioso. Cerré los ojos, al abrirlos el estaba mirando mis manos y mi cara…
-Me encantaría quedarme así contigo hasta mañana.
- Vale.- Sonrío.
- Te lo digo enserio.
- Yo también.- Vuelvo a sonreír y cierro los ojos.
-Pues nada, ¡Hasta mañana!.

Fueron muchos besos esa tarde. Muchas caricias… muchos sentimientos juntos. No recuerdo como llegue a ponerme medio encima suya, supongo que por comodidad mientras nos dábamos alguno de muchos besos.
- ¿Quieres ver, como puedo contigo?
- No, no, no, no… - muchos ‘no’ juntos que quieren decir todo lo contrario.

Me puso encima suya. Completamente encima. Mi pelo, a pesar de ser corto, incordiaba. El me cogía con fuerza, como si me fuera a marchar y el no quisiera. La verdad, yo tampoco deseaba irme a ningún sitio.
Me miraba, me besaba con ganas, con dulzura, con deseo… todo junto en un beso, besos perfectos.
Recorría prácticamente todo mi cuerpo con sus manos. Cada milimetro de mi espalda, y a la vez cada parte de mi corazón. He olvidado las veces que me dijo: ‘Me encantas pequeñaja’. Olvide tantas cosas por todas las veces que me las dijo.
Yo todavía encima suya el jugaba conmigo a darme vueltas, y hacerme ver que podía conmigo. Me ponía abajo me ponía arriba. La cosa era no parar.

Supongo que eso es el, un no parar. Quiero llegar a ser todo para el. Quiero conseguirlo. Ya que si esto sigue así, el será mi todo.
Why?

Era un día sorprendentemente caluroso para ser invierno. Aquel día 28 de Diciembre me desperte extraña. El no estaba allí, se había ido.
Viviamos juntos, en la casa en la cual mi madre, Clara y yo viviamos antes de que yo empezara la carrera.
Antes me quejaba muy amenudo de lo lejos que estabamos de la ciudad. Ahora, no puedo quejarme... Los dos tenemos coche. Y yo mi Vespa verde, aquella que vi en un escaparate de Moto usadas, que tanto me gusto, y tantisimo me costo conseguir.

Con mis dos neuronas, recien despierta, cruzo el pasillo y de paso abro la puerta de la cocina a Kiwi y Piña para permitirles el paso al resto de las casa. Kiwi es un pequeño gato que recojimos de la calle, color gris con toques verdes. Y piña es una preciosa y buenisima Golden Terrier que nos regalo Aurora por nuestros 4 años.
Me saludan, como de costumbre. Me siento en el sofa.
- Pero... ¿que esta pasando?¿donde se ha ido...? Son las 9.00 de la mañana.
En ese momento se abre la puerta. Ahí estaba el, con la gabardina color café que le ragalo mi madre cuando cumplió 23 años. Dios que guapo estaba en esa época.
Se la quita y la deja en el perchero caoba de al lado de la puerta. Se gira, me mira como el solo sabe, y sonrie.

-Buenos dias veinteañera. ¿Como has pasado la noche?
- No se, dimelo tu. No has dormido aquí, ¿verdad? ¿Donde has ido Joan?
-No podía dormir y...
No le dejo terminar. Lo interrumpo.

-¿Quieres dejarme el día de mi cumpleaños? ... No son tonta cariño. Te conzco. -Tras una pausa... una larga pausa, y una gran silencio, continuo. - Te conozco muy bien. Tus miradas, tus tus gestos, y todo me indica que quieres hacerlo... el día de mi cumpleaños...

Se queda mudo, solo me mira sorprendido, se sienta, me coge la mano, y a mi me cae una lagrima de mis ojos, resbalando por mi mejilla.

- Toma... - abre la otra mano y en ella encuentro una carta. La abro.
- Estaba en el buzón. El cartero estaba repartiendo el correo cuando entraba por la puerta.

Ahí estaba... Me habían concedido la beca para continuar estudiando en Italis durante los proxims tres años.
Adjunta aquella carta había una nota:

'' Querida Gabriella.
Espero que te guste la sorpresa. Se que no la rechazaras, te eligieron de entre un grupo muy numeroso y con pocas plazas, de entre toda España.
Felicidades por tus 20 años.
Besos. Rosi. ''
Rosi, mi profesor. Siempre igual, el no cambía.
Me echo a llorar de emoción, de alegría. Un viage a Italia, durante tres años... Lo que siempre soñe desde que me metí en la carrera, y desde que conocí a Odri.
Ella es una amiga, que realemente conocí cuando comenze a ir a la universidad. Ivamos a la misma faculta. Filología y comunicación e interpretación en el campus de Blasco i Vañez.
Estudiaba Filología Francesa, y me contó muchisimas cosas sobre sus viajes, sobre su pasión por viajar y ver mundo. Sobre su fascinazión cuando fué a Paris por primera vez.
Ella impulso ese sueño, más de lo que ya lo estaba.
Salgo de mis pensamientos, vuelvo a la realidad...

- Yo no puedo acompañarte Gabi. Tendras que ir tu sola. Cuidare de Kiwi y Piña, no sufras por ellos...
- Y.. ¿A tí?, a ti.... ¿Quien te cuidaría? - Dije con voz queda... y sorbiendo por la nariz.
- Quien me cuidara, que es diferente. Esta toda mi familia, mis amigos, Al... Tranquila, no te preocupes por mi. Estare bien...

Agacha la cabeza... y deja caer una lagrima a la mesa color caoba a conjunto del perchero.

-Joan, yo no me voy a ningun sitio. Por lo menos sin ti. - Me levanto del sillon, esquivo a Piña que persigue a Joan, curiosa de saber que le pasaba a su dueño. Estiro mi brazo y agarro el suyo. - ¿Me has oido? a ningún sitio...-

El sonrie, me besa, deja mi cara muy cerca de la suya... como suele hacer siempre. Me mira, me vuelve a besar, me agarra con fuerza, suspira y me sonrie otra vez.

- Sí, si te vas. Tu vuelo sale el día dos. Espero que te vaya bien. Me voy y no me busques. - Se gira, parece que se va pero en la escalera me mira. - No te dejo, voy a esperar. Haz tu lo mismo porfavor. Recuerda que eres mía.-

Señala el colgante que me regaló cuando empezamos a salir juntos, que siempre he llevado encima... y aun lo hago. Y se marcha.

Así se fué, desde ese día no lo he vuelo a ver y llevo fuera tres años. En mi casa dos días. No puedo.



...

[Explicación de lo que pasó antes de que Gabriela se fuera a Italia a estudiar. ]


Mañana mas!
LEARN TO FLY.

No creo que tenga la necesidad de contar mi vida por novena vez.
Supongo que no me suelo expresar muy bien, asi que no hare mucho esfuerzo.
Learn to fly, aprender a volar. No creo que sea facil de conseguir. Más bien imposible.

El regreso.

Ella iva caminando por la calle, tranquila, sin prisa, sin ninguna prisa. Llegaba con tiempo a su cita con el peluquero, Roni, un chico encantador y rematadamente gay. A ella le encantaba hablar con el, decia que era su cura a la pena mas grande 'el amor' . Roni, hagas lo que hagas, siempre ve algo bueno en tus actos.

Paseaba por la calle, ni demasiado contenta, ni demasiado apagada, sencillamente siendo ella. Total en el centro de su ciudad ya hay demasiado egocentrismo como para que ella incluya mas. Lo ve a lo lejos. Es el, sin duda, no hay perdida ni despiste cuando se trata de el. Baqueros levis, azules oscuros, en los pies, mocasines negros, preciosas. Camisa Lacoste negra. Cinturon, muy discreto marron y las gafas Carrera, estilo aviador que tanto le gustaban. Ella siempre penso que era una verdadera pena que su querido amigo (y todo hay que decirse) un grandioso peluquero, fuera gay.

-Gabriela Garcia, ¡PERO QUE GUAPA ESTAS!- Grito euforico de un lado de la calle a otra, con esa voz, que, a alguna adolescente dejo un poco desconcertada.

-¡Roni!.- Corrimos los dos, uno hacia otro, con sonrisas en la cara, locos por el reencuentro.

-Dios nena, cuanto te echaba de menos. No sabes todo lo que ha pasado...¡Ni te lo imaginas!. ¿Que tal por Italia?, hay que preguntas hago más tontas, pues como te va a ir: ¡divino!. Que guapa, que pelo mas largo...¡MARAVILLOSO!, como tu cariño.

No me dejaba hablar. Estaba tan contento, normal, me fui hace tres años y todo ha cambiado mucho. El sigue hablando mientras atravesamos Marques de Sotelo para ir hacia el Fnac a tomar algo y a mirar un nuevo ordenador.
La verdad, no presto atencion a su combersacion que sin duda, parece muy interesante, pero lo unico que hago yo, es recordar mi partida. Mi adios a mi querida Valencia. Mi adios a ellas y...

Mi adios a El.


[Mañana mas.]
-¿Hay un lugar mejor que este?
- Me gusta pensar que si- Dijo sin levantar la vista de su taza de té.
-¿Donde esta?
- En algun lugar muy lejano a este.
Paecía distante. Más, mucho más de lo habitual. No quería hablar se lo notaba.
- Mama... ¿Que te pasa...?
- Nada cariño, nada.
- Mama... porfavor...
Levanto la mirada... Ahí estaba, con los ojos cristalinos... la mirada fijada en mí. La tristeza inundaba sus ojos, y no sabía como reaccionar antes esa sensación.
No me dijo nada. No quiso hacerlo. No me hizo falta. Algo faltaba, algo se había roto.
- No esta todo perdido mama. Estoy aqui, contigo... siempre lo estare.
- No me preocupas tu... Es por mi por la que me preocupo... no se cuanto me queda...
no se cuanto más podre aguantar.
Ahora era a mi a la que la tristeza venia a hacerme una visita. Mis ojos se llenaron de lagrimas. Tras irse papa solo me queda ella, y si ella se va... me quedare mas sola de lo que ya lo estoy. No quiero no quiero... no mama porfavor.


Pesadilla que se repite día tras día...
Cuando cabara...